Tenemos un protocolo sobre la violencia y el acoso que invita a la reflexión, por un lado, por los positivos avances hacia un tratamiento integral, inclusivo y preventivo del acoso y, por otro, al prestar cierta atención a los denominados «canales de denuncias internas» en la empresa y la correspondiente protección del denunciante.
Se trata de una faceta aún bastante descuidada en el ordenamiento interno, que necesitaría ajustes concretos para imponer expresamente la obligatoriedad de este canal, así como configurar sus elementos y garantías mínimas para fomentar las denuncias, a fin frenar la ocultación del problema.
La adecuada protección del «denunciante» (sea la víctima o un tercero) puede contribuir evitar situaciones de acoso o, al menos, a su detección y poner remedio lo antes posible.

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